El asesinato de mi papá por equivocación en mi propia casa en Colombia.
Diez años después, haber sufrido un maltrato laboral viviendo en Chile.

A pesar de tener una personalidad enérgica y extrovertida.
La frustración tomó el control. No veía la solución. No sabía cuál era la ruta más efectiva.
Me sentía agotada emocional y físicamente.
Lo peor de todo, la responsabilidad de salir del bucle en el que me encontraba recaía únicamente en mí.

Diez años después las señales se repetían.
No podía dormir pensando en cómo se estaba apagando mi esencia.

Reiki, yoga, retiros espirituales, libros de autoayuda, coaching, meditación.
Las probé todas. Pero no había evolución. No había un camino claro a ningún sitio.
Sobre todo, estaba sola tratando de liderar y gestionar la situación.

En un mundo perfecto. Te detienes a evaluar tu situación actual.
Tienes claro lo que quieres lograr.
La progresión está pensada y diseñada para seguir tu ritmo de vida.

Eres consciente de lo cerca que estás de lograr tu objetivo.
Eres consciente de la energía que requerirá conseguirlo. No gastas la energía en cosas que te alejen de lograrlo.

No lo haces solo.
Pides apoyo para que alguien te tome de la mano. No pretendes que te coja en brazos. Te acompaña.
Es corresponsable de alcanzar el objetivo.